Uno de los actos de delicadeza y galantería, es llamar a la esposa con los nombres que ella prefiere, o llamarla con su nombre en diminutivo, para hacerlo más llano y harmonioso, o sea, más familiar y tierno.
Y el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, estaba diciendo a ‘Âisha: "،‘´esh!, ںibrîl (as) (El Arcángel Gabriel) está aquí, y te saluda" Hadîz correcto con concordancia. Además, solía llamar a ‘Âisha "Homairâ´". Y "Homairâ´"es el diminutivo de Hamrâ´, nombre con el que se suele denominar a la "mujer blanca" como dijo [Ibn Kazîr] en "El Fin Último". Y Ad·Dahabiyy dijo: "Al-Hamrâ´ en el dialecto/lengua de la gente de Al-Hiÿâz significa la mujer blanca con rojez, lo cual era raro entre ellos".
Así pues, el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, mostraba su ternura a ‘Âisha llamándola con estos nombres diminutivos y armoniosos. Y enSahîh Muslim se recoge el Hadîz de ‘Âisha sobre el ayuno en el que cuenta: "El Mensajero de Al·lâh, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, besó a una de sus mujeres mientras estaba ayunando, y ella se puso a reír, que Al·lâh esté complacido con ella."
También en el Hadîz de ‘Âisha en el que dijo: "el Mensajero de Al·lâh, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, cuenta: '…entonces mencionó unas palabras que significan que el más completo creyente, es el que tiene mejores virtudes morales y el más tierno con su familia/su esposa'. A través de estos hadices queda de manifiesto cuán tierno era el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, con sus esposas y, concretamente, el delicado comportamiento que tenía con ella – es decir con ‘Âisha, que Al·lâh esté complacido con ella - y lo bien que la trataba.
También, otra muestra de galantería y delicadeza era ofrecer alimento, pues el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo: "Ciertamente, cualquier cantidad que gastes de tu dinero se considera una limosna, incluso el trozo de comida que pones en la boca de tu mujer." Ese trozo de comida que llegas a introducir en la boca de tu mujer con tus propias manos, no es sólo algo con lo que ganas su corazón, y una forma de cooperación con ella, sino que también se considera una limosna (sádaka) con la que ganas la recompensa de Al·lâh, Alabado y Ensalzado Sea. Así, ofrecer alimento a la esposa es una forma de galantería y un gesto tierno. Y esto tiene un buen efecto psicológico en ella.
Y voy a preguntarte, hermano... a tí y a cualquier hombre… ¿qué requiere de ti semejante trato? Nada, solo un buen talante, un buen referente, una demanda de recompensa, una cooperación buena, y una construcción del alma. Y es que la ley islámica te ordena ser galante y tierno, dado el papel que ello desempeña en unir los corazones y estrechar los vínculos.
Es muchísimo lo que hemos leído sobre la biografía del amado Muhámmad, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, en los ámbitos de la educación, la fe, la política, lo militar, o sobre la economía... pero hay pocos libros y publicaciones sobre la biografía del Profeta que hablen de su hogar y de cómo era su relación con sus esposas.
Todo aquel que se fije con rigor en el ámbito de las relaciones familiares en la vida del bienamado Muhámmad, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, observará que hay muchas cosas que necesitamos de manera imperiosa en nuestra realidad contemporánea y que, si las lleváramos a la práctica, nos conducirían a estabilizar nuestros hogares, y a fortalecer nuestras relaciones matrimoniales. Y vamos a dar algunos ejemplos en este trabajo acerca del respeto del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, a los sentimientos de la esposa y a su apreciación, y cómo manifestaba su amor a sus mujeres.
Y así vemos cómo la señora ‘Âisha, que Al·lâh esté complacido con ella, preguntó al Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, "¿cómo es tu amor hacia mi?" Entonces el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dijo"como el trenzado de una cuerda". Entonces Âisha le preguntó: "¿como es el trenzado de una cuerda?" Y le dijo: "es invariable"... es decir, no se altera. Y el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, describió a ‘Âisha, que Al·lâh esté complacido con ella, su amor como el trenzado de la cuerda, es decir, el amor seguía estando entrelazado en su corazón, y aquellas palabras, sin duda, hicieron que la esposa se sintiera feliz al conocer los sentimientos de su marido mediante la descripción mencionada. E imaginamos los sentimientos de ‘Âisha, que Al·lâh esté complacido con ella, y la felicidad que sintió cuando oyó aquellas palabras, a pesar de que ella sabía de antemano que para el amado Muhámmad, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, ella era su amor preferido. También, ella le oyó decir muchas veces que ella era la favorita entre todas las mujeres, como su preferencia por las gachas de avena entre las otras comidas.
El hombre tiene una manera especial de expresar sus sentimientos, que es diferente a la de la mujer, dada su peculiar naturaleza, ya que la mujer cuando quiere expresar sus sentimientos, los manifiesta verbalmente diciendo "te amo"… "te echo de menos".... "te necesito", y repite estas palabras muchas veces a su marido. En cambio, cuando el hombre quiere expresar sus sentimientos, entonces lo hace mediante el trabajo o produciendo algo, y rara vez lo expresa con palabras. Por ejemplo, si el hombre quiere decirle a su esposa que la quiere, le compra lo que necesita, o compra ciertas comidas o bebidas para la casa, o muebles... Esto es, para el hombre, una forma de expresar su amor.
Por supuesto, éste es un hábito negativo en el hombre del que el noble Mensajero se desmarcó. El hecho de que el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, describiera su amor y sus sentimientos a ‘Âisha, significa que él se mostraba tierno con ella, que se mostraba galante y le hacía llegar a su esposa lo que ella esperaba oír de su esposo y amado, y esta es una manera maravillosa en el trato entre parejas. En relación con esto, "Ibn ‘Asâker" narró de la señora ‘Âisha, que Al·lâh esté complacido con ella, que el Mensajero, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, le dijo: "no me importa la muerte, después de saber que tu serás mi esposa en Al-ںanna (El Paraíso)"... ¿Cómo debió ser el ánimo de ‘Âisha, que Al·lâh esté complacido con ella, y sus sentimientos al oír estas palabras que le hicieron sentir seguridad y esperanza en el amor y en el afecto, tanto en la Vida Mundana, como en la Última?
Tenemos el caso de Al-’Âs Ibn Ar·rabî‘, el marido de Zaynab, la hija del Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, cuando salió de La Meca huyendo del Islam y ella le envió un mensaje instándole a volver y entrar en el Islam. Entonces él le envió un mensaje en el que le dijo: "Te juro por Al·lâh que, para mi, tu padre no es culpable y no hay mayor deseo para mí, mi querida, que recorrer un mismo camino contigo. Sin embargo, odio que digan de ti que tu marido decepcionó a su gente, por eso espero que perdones y comprendas." Es evidente que el mensaje viene a decir que él, Al-’Âs, quería a Zaynab, y la prueba de esto es que quería recorrer con ella el mismo camino, no importa cuál fuera ese camino, y que además él odiaba oír a la gente decirle aquello que fuera a entristecerla, y al final le pide que le perdone y le comprenda. Por aquel amor, Zaynab pudo ir en su busca, y traerlo con ella convertido al Islam.
Algunos escritores argumentan que occidente respeta a la mujer, poniendo como ejemplo el hecho de que el marido abra la puerta del coche a su mujer, a pesar de que eso aparentemente pueda serlo, pero una persona madura descubrirá fácilmente que en muchas otras vertientes, dan un trato humillante a la mujer y le faltan al respeto. Y nosotros los musulmanes, no nos planteamos la cuestión de la lucha entre el hombre y la mujer, sino que cada uno de ellos completa al otro, y en consecuencia, decimos que el respeto debe producirse por ambas partes.
Y tenemos un ejemplo sobre esto en nuestro amado Muhámmad, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, cuando su esposa, la señora Safía, lo visitó durante su devoción nocturna en la mezquita en los últimos diez días de Ramadán, y habló con él durante una hora y después, cuando se incorporó para irse, el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, se incorporó y la acompaño hasta la puerta para despedirla. Y existe otra narración en la que le dijo: "espera a que te acompañe", y su casa estaba en Dâr Osâma, y entonces salió en su compañía.
Nuestra aspiración, con estos ejemplos, es que el respeto reine en la pareja, porque el respeto es el secreto de la continuación del amor matrimonial, y la continuación de la estabilidad familiar.
¡Cuán bonita sería la vida matrimonial si la pareja se tratase de esta manera! Y cuán necesitados estamos de abrir las páginas de la historia profética e islámica para descubrir los principios más hermosos en las artes matrimoniales!
Autor: Ahmad Kasem El Hadad
Fuente: rasoulallah.net
miércoles, 12 de enero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario