La prohibición de los minaretes "son la más crasa negación de la diversidad religiosa, uno de los pilares sobre los que se ha construido la Europa moderna"
Los derechos humanos, reconocidos en la Declaración Universal de la ONU, en las constituciones de los Estados democráticos y en la Constitución Europea, deben ser reconocidos y aceptados por la ciudadanía y no pueden ser objeto de referéndum ni sometidos a consulta de los ciudadanos. Se aceptan porque constituyen la columna vertebral del Estado de derecho. Hacer un referéndum en torno a ellos es ponerlos en riesgo de ser rechazados por la ciudadanía.
Esto es precisamente lo que ha sucedido en Suiza al someter a consulta un derecho fundamental cual es la libertad religiosa y todo lo que conlleva. El hecho mismo de convocar el referéndum sobre la construcción de minaretes en las mezquitas y no hacerlo sobre los lugares sagrados de otras tradiciones religiosas atenta contra la igualdad de las religiones y es un claro signo de discriminación de los ciudadanos musulmanes por mor de las creencias.
Una de las señas de identidad del continente europeo es el pluralismo religioso y el reconocimiento del libre ejercicio de los diferentes sistemas de creencias, sin otros límites que el respeto al Estado de derecho y la renuncia a la violencia en la defensa de sus ideas. El referéndum suizo atenta contra dicho pluralismo.
Doy un paso más. Si la consulta constituye en sí un despropósito político y resulta improcedente, los resultados de la misma me parecen más preocupantes todavía. Casi un 60% de los votantes se ha mostrado contrario a la construcción de minaretes. Tales resultados responden a la ola xenófoba provocada por algunas campañas políticas celebradas en Suiza. Bien podrían calificarse de inducidos. E incluso pudieran llevar a otros gobiernos a convocatorias similares y a los ciudadanos de otros países a responder de forma mimética.
¿Cómo interpretar estos resultados? Creo que son una forma de explotar el miedo al islam a partir de estereotipos que, como tales, no tienen fundamento en la realidad sino que son construcciones ideológicas interesadas de determinadas organizaciones políticas e incluso de Occidente en su “guerra” con el islam por la hegemonía política, cultural y económica. Son, además, un signo de intolerancia y discriminación religiosas y de islamofobia, que nos retrotrae a épocas que creíamos superadas. Si las autoridades suizas decidieran poner en práctica la voluntad de los ciudadanos estarían actuando en contra de los compromisos asumidos en defensa de los derechos humanos.
Prohibir la construcción de los minaretes, reconocen los obispos suizos y el Vaticano, puede aumentar los problemas de convivencia entre ciudadanos pertenecientes a diferentes tradiciones religiosas, amenaza la libertad religiosa de los ciudadanos, dificulta la apertura al otro y responde a la “lógica de exclusión”, contraria al “espíritu evangélico” y al ecumenismo. Ali Gomaa, el gran Mufti de Egipto, ha ido más lejos todavía y ha calificado, creo que certeramente, los resultados del referéndum como “una humillación” para los musulmanes. Para mí son la más crasa negación de la diversidad religiosa, uno de los pilares sobre los que se ha construido la Europa moderna.
Fuente: Webislam. Autor: Juan José Tamayo es teólogo y autor de Islam. Cultura, religión y política (Trotta, Madrid, 2ª ed., 2009)
lunes, 7 de diciembre de 2009
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