El gran muftí de Arabia Saudí, Abdel Aziz al Sheij, hizo hoy un llamamiento a la moderación religiosa durante un sermón que dirigió a millones de fieles reunidos en uno de los actos centrales de la peregrinación anual a La Meca.
La máxima autoridad religiosa saudí pronunció su largo discurso desde un balcón de la mezquita de Namira, a los pies del monte Arafat, el lugar donde el profeta Mahoma dio su último sermón y que está situado a unos 20 kilómetros al sureste de La Meca.
Ante cerca de tres millones de personas que se reunieron en los alrededores de la mezquita y que seguían el sermón por los sistemas de megafonía, el gran muftí se refirió a quienes, bajo la bandera del Islám, buscan métodos violentos para defender su fe.
"Una de las características más importantes del Islám es la moderación tanto en la práctica de la religión como en el comportamiento de sus fieles", afirmó el gran muftí saudí en su mensaje, difundido por la televisión saudí.
"Otra característica -añadió- es la existencia de un equilibrio entre las demandas del alma, el cuerpo y la mente".
La autoridad religiosa pidió a los musulmanes que se unan para luchar contra la apostasía y contra quienes desean el mal para el pueblo islámico, "especialmente en Irak, Sudán y Afganistán".
El llamamiento de este año del gran muftí está a tono de peticiones parecidas hechas durante los últimos años por la máxima autoridad religiosa saudí, en las que ha criticado la violencia de grupos radicales islámicos y las acciones de terroristas suicidas.
El gran muftí denunció hoy también la discriminación entre los seres humanos, así como la que hay "entre los pueblos del Tercer Mundo y los del de los países desarrollados".
El mensaje del jeque formó parte del sermón anterior a las oraciones del mediodía en la segunda jornada de los rituales anuales de la peregrinación a La Meca.
El sermón del muftí fue el momento clave en la jornada de hoy de las tres fechas más importantes de la peregrinación a La Meca ("hach"), que, en distintas etapas, se cumple en un corredor que une en un lado a La Meca y en el otro extremo al monte Arafat.
En la colina Arafat, de granito y con unos 70 metros de altura, los creyentes purifican sus pecados y cumplen con uno de los rituales más importantes del "hach" o peregrinación anual.
Vestidos con el "ihram", un traje de dos piezas de tela blanca sin costuras, los peregrinos recitan constantemente frases de alabanza a Dios, entre las que domina "Labbaik Allahumma Labbaik" (Heme aquí, Oh Señor).
El monte Arafat, conocido también como "Yabal al Tauba" (monte del Arrepentimiento), quedó hoy completamente cubierto de fieles, quienes tras la puesta del sol se desplazarán a la localidad vecina de Muzdalifa.
Allí cumplirán mañana con un ritual de lanzamiento de guijarros para lapidar tres columnas que simbolizan las tentaciones del diablo, y después se dirigirán a la "Kaaba" para dar siete vueltas su alrededor.
La "Kaaba", un edificio cuadrado donde los musulmanes sitúan el centro del mundo, es para el Islám la primera construcción en la Tierra y en su interior se guarda la "piedra negra", que los mahometanos consideran un pedazo desgajado del paraíso.
Según la tradición islámica, sus bases fueron construidas por Adán y el edificio por Abraham, con la ayuda de su hijo Ismael, el hijo de la esclava Agar, de quien los musulmanes se consideran descendientes.
Después de completar las vueltas a la "Kaaba", los peregrinos se cortarán el pelo y sacrificarán corderos para iniciar la Fiesta del Sacrificio, una de las principales festividades islámicas, que se extiende por todo el mundo musulmán y que marca el fin de los ritos principales del "hach".
La peregrinación al menos una vez en la vida es uno de los cinco pilares del Islám junto a la profesión de fe, la limosna, el ayuno y la oración cinco veces al día. EFE
martes, 16 de noviembre de 2010
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