domingo, 28 de junio de 2009

Análisis para comprender el resultado de las elecciones libanesas



MUNDO ARABE.ORG, 28/06/2009
Alberto Cruz/ CEPRID
Hizbulá perdió las elecciones en Líbano. La coalición pro-occidental ganó las elecciones en Líbano. El tsunami de Hizbulá se quedó en borrasca. Giro hacia occidente. Estos y otros titulares parecidos se han podido leer estos días en todo tipo de prensa, incluyendo la supuestamente analítica y alternativa. Algún medio, más audaz y también algo más enterado, tituló diciendo que Hizbulá eligió perder y algún otro hizo lo que había que hacer: traducir lo que dicen los árabes y la visión es otra. Al mismo tiempo, un suspiro de alivio se ha oído desde Washington hasta El Cairo porque la coalición pro-occidental se hizo con la mayoría de escaños. Pero ¿de verdad perdió Hizbulá? O, para ser más exactos, ¿de verdad ganó la coalición pro-occidental? Si hay que atenerse a la representación parlamentaria, 71 (3 de ellos concurrían como “independientes”, pero terminaron sumándose a los pro-occidentales) frente a 57, así parece.

Dice un aserto periodístico que el buen periodista es aquel que escribe (o habla) de todo y no sabe de nada. Y esto se puede aplicar en su sentido literal a Líbano y a las recientes elecciones. Líbano tiene una “democracia de consenso”, es decir, un sistema político producto del colonialismo –la Constitución data de 1926, bajo dominio francés- y basado en la religión que establece –según un pacto no escrito alcanzado en 1943- que el presidente del país y el jefe del Ejército han de ser cristianos maronitas, el vicepresidente un cristiano ortodoxo, el primer ministro un musulmán suní, el presidente del parlamento un musulmán shií y así ha de seguir la representación para el resto de confesiones religiosas (hay 18) en todos los niveles de la administración pública. Aparentemente, tal fórmula pretende mantener el equilibrio entre las diferentes religiones existentes en Líbano. En la práctica, lo que se defiende de esta forma es el mantenimiento del control del país por Occidente bajo la siempre pendiente espada de Damocles del “derecho de injerencia” con la excusa de la “protección de las minorías”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario