jueves, 22 de abril de 2010

¿Cuál es el significado y el origen del 'hiyab'?


Hijab (arriba izquierda), niqab (arriba derecha), chador (abajo izq.) y burqa (abajo dcha.). | Ap

Las razones por las que las mujeres musulmanas utilizan el 'hiyab' son múltiples y muy complejas. Muchos expertos defienden que su uso no está prescrito obligatoriamente por el Corán. Este pañuelo se distingue de otras prendas que sí cubren por completo el rostro, totalmente ajenas a los países del Magreb.

En el debate sobre el uso del velo en Europa influyen los estereotipos y los prejuicios sobre los musulmanes. Reducir la cuestión a un simple pedazo de tela que se lleva por obligación no responde a la realidad. Menos aún cuando se suelen confundir términos como 'hiyab', 'burqa' o 'niqab'.

Cada uno de ellos es diferente, responde a usos y costumbres que pertenecen a países muy distintos entre sí y las razones por las que se lucen obedecen también a realidades distintas y no sólo a cuestiones religiosas. Veamos las diferencias entre ellos y cuál es su origen.



¿Qué es el 'hiyab'?
Es un pañuelo que las mujeres musulmanas utilizan para cubrir sus cabellos y, a veces, su cuello. Esta toca deja totalmente al descubierto el óvalo de la cara y no impide la comunicación. Su tamaño, color y colocación depende de las costumbres de cada comunidad, de cada país, así como de la intención de quien lo luce. Lo mismo puede decirse de las prendas que lo complementan: desde unos tejanos ajustados hasta una túnica amplia.

¿Cuál es su origen?
Según explica la arabista Luz Gómez García en su libro 'Diccionario de Islam e Islamismo', el empleo del término 'hiyab' con el significado de 'velo femenino' es un uso metonímico a partir de su significado en el Corán y el Hadiz (los dichos del profeta).

En ambos, la palabra 'hiyab' se refiere a la segregación que preserva la pureza: la de los creyentes frente a los no creyentes, la de las mujeres de Mahoma frente a sus invitados, etc. La palabra 'hiyab' significa literalmente 'cortina'. En la época de los califas rachidíes, señala Gómez García, se impuso el uso de unos cortinajes que separaban el lugar en que se situaba el califa del espacio ocupado por el pueblo.

El origen de la interpretación del uso del 'hiyab' se encuentra en el Corán y en principio señala una 'barrera' no entre un hombre y una mujer, sino entre dos hombres. Nació para proteger la intimidad del profeta de terceras personas, tal y como señala la escritora marroquí Fatima Mernissi en su obra 'El Harén político'.

¿Es obligatorio usarlo?
Los intérpretes del Corán a lo largo de la historia han querido ver en algunas azoras la justificación de la obligatoriedad del uso del velo para la mujer musulmana. Sin embargo, la interpretación del Corán y del Hadiz se fundamenta en varios recursos metodológicos, como el consenso, la analogía, la opinión de autoridad, etc, que pueden hacer variar los dictámenes.

Son muchos los expertos, sobre todo los pertenecientes a la corriente del islam reformista (como el teólogo egipcio Nasr Abu Zayd), que subrayan que el Corán no prescribe el uso del 'hiyab', sino que simplemente ordena la modestia, la decencia y el pudor a la hora de mostrar públicamente el cuerpo.
El principio de decencia en la religión islámica es válido tanto para las mujeres como para los hombres. En lo que incumbe a las mujeres, la azora 24 pide: "Di a las mujeres que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren más adorno que los que están [decentemente] a la vista, que cubran su escote con el chal [...]".

Otro pasaje del Corán que se cita en conexión con el uso del velo es la azora 33: "¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran con el manto. Es mejor para que se las distinga [por ello] y no sean molestadas [...]".

Por tanto, el Corán señala a las mujeres que se cubran con el manto (‘yilbab’) para que puedan ser reconocidas. Se trata, pues, de un símbolo de estatus, un rasgo distintivo –en la época- de las mujeres libres que se diferenciaban así de las esclavas, a las que no les estaba permitido llevar el 'yilbab'.

¿Qué significa llevar el 'hiyab'?
El uso del velo por parte de las mujeres musulmanas en el transcurso del siglo XX y los primeros años del XXI se ha convertido en una cuestión clave en materia de emancipación y de identidad musulmana.

El debate sobre su utilización no sólo está presente en las sociedades europeas, sino que es materia de discusión en el seno de las comunidades musulmanas, como lo demuestran los ejemplos de Turquía o Egipto.

Para muchas mujeres musulmanas, llevar el velo es un símbolo de identidad. Lo es para las féminas que viven en países occidentales, que lo utilizan como una manera de permanecer fieles a sus orígenes, lejos de su tierra, y distinguirse como miembros de su comunidad.

En ocasiones, lucir el 'hiyab' es una forma de rechazar la globalización cultural que se impone en los países musulmanes, un signo de rebeldía contra el colonialismo. Esto explicaría la popularidad del tocado en Marruecos, Egipto o Turquía.

Para muchas mujeres, el uso del 'hiyab' simplemente les permite emanciparse como seres humanos independientes, interactuar en una sociedad, trabajar, estudiar y mezclarse con sus iguales masculinos sin problemas, preservando su pureza y su integridad.
En otras ocasiones, llevar el 'hiyab' se ha convertido en una moda, una forma de ser joven y 'cool' sin contravenir las tradiciones de los progenitores. No hay más que ver a las 'muhayababes' de las revistas del corazón o a las estilosas princesas del Golfo.

En países como Kuwait, Emiratos Árabes o Qatar, las mujeres utilizan esta prenda de vestir –los hombres llevan la tradicional dishdasha- comosímbolo de estatus social y para distinguirse de los demás, por lo general, extranjeros que trabajan como mano de obra barata.

¿Las mujeres que llevan 'hiyab' lo hacen por obligación?
Es falso el estereotipo que tenemos en España y Europa de que las mujeres veladas son sumisas e incapaces de defender sus derechos. En ocasiones, puede que las mujeres se sientan obligadas a llevar esta prenda por la presión familiar o por el entorno social. Pero casi siempre son ellas las que eligen, llegada la edad, ponerse el pañuelo, sobre todo en las sociedades europeas.

En los últimos años ha surgido entre las musulmanas un movimiento de defensa del uso libre del 'hiyab' (frente a la prohibición legal en Francia o Países Bajos). Organizaciones como Protect Hijab en el Reino Unido ogrupos en Facebook defienden la libertad de la mujer para llevar esta prenda y rechazan la legitimidad de los gobiernos europeos para prohibirla.

¿Es diferente el 'hiyab' del 'burqa', del 'chador' y del 'niqab'?
Sí. El 'hiyab' no cubre el rostro, el 'burqa' y el 'niqab' sí. Estas dos últimas prendas no tienen nada que ver con el Corán o el Islam. Se trata de vestimentas ligadas a tradiciones tribales y a costumbres culturales, totalmente ajenas a los países del Magreb y el Mashreq, por ejemplo.

El 'burqa' es una túnica que cubre totalmente a la mujer, de la cabeza a los pies, y que sólo deja ver a través de una rejilla a la altura de los ojos. Se utiliza principalmente en Afganistán. Su uso en los países árabes y Europa es totalmente minoritario. En Francia, donde el gobierno promueve una ley para prohibir el velo integral, se calcula que no hay más de dos millares de mujeres que lo lleven.

El 'niqab' es un conjunto de color negro que se compone de un amplio tocado para el cabello y el cuello, un velo que recorre la cara de oreja a oreja y tapa la nariz y la boca dejando al descubierto la fina franja de los ojos, y una 'abaya' o túnica amplia hasta los pies. Muchas mujeres lo complementan con guantes para ocultar sus manos. Su uso proviene de las sociedades del Golfo, en especial de Arabia Saudí, pero se está extendiendo en países como Egipto.

El 'chador' es una prenda que utilizan generalmente las mujeres chiíes, mayoritarias en países como Irán o Irak. Suele ser de color negro y se compone de una larga 'abaya' que esconde la forma del cuerpo femenino y un velo que cubre cabellos y cuello. Deja al descubierto la cara y las manos.



Rosa Meneses | Madrid
Fuente: El Mundo

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