jueves, 18 de marzo de 2010

la situación de las mujeres en la época islámica y renacentista a través de un itinerario por la Alhambra.

El Patronato de la Alhambra y Generalife pretende explicar la situación de las mujeres en la época islámica y renacentista a través de las estancias que habitaron.

Un itinerario por espacios de la Alhambra habitualmente cerrados al público desmitifica la imagen de la mujer musulmana de las épocas andalusí y renacentista, marcada en el imaginario colectivo por su sumisión al hombre, y muestra a féminas que, aunque relegadas a un segundo plano, mantenían su identidad. Esta visita guiada, con la que el Patronato de la Alhambra y Generalife pretende recuperar la presencia de las mujeres en la Granada islámica y renacentista (del siglo XI a 1492) a través de las estancias que habitaron, se inicia en la Torre de las Infantas, una de las últimas construcciones palaciegas que se hicieron en el conjunto monumental. Con apariencia externa de fortaleza, la torre, que toma su nombre de uno de los cuentos de Washington Irving, no deja adivinar desde fuera su interior de estancia palaciega con estructura propia de las casas hispanomusulmanas, caracterizadas por las escasas ventanas al exterior para preservar la intimidad y ocultar las miradas.

El recorrido incluye el oratorio del Partal, de orientación perfecta y profusa ornamentación, con grabados que invitan a rezar, y las casas del mismo nombre que habitaron los sirvientes y que aún conservan restos de pinturas de tipo cortesano únicas para el arte nazarí que dejan entrever escenas de mujeres tocando instrumentos. Susana Morente, historiadora del arte y guía de esta visita que se une a otras de distinta temática por la Alhambra, explica que no es posible dar una visión general de la mujer de aquella época sin tener en cuenta los condicionantes del momento y la clase social a la que pertenecían. Las mujeres rurales, por ejemplo, solían acompañar a sus hombres al campo a trabajar y estaban menos recluidas que las del ámbito urbano, que, aunque dedicadas fundamentalmente a sus casas, también frecuentaban espacios públicos como el mercado o el cementerio."Cuanto más alta la clase social, más espeso el velo -metafórico- que las recubre y su enclaustramiento", apunta la historiadora.

Las mujeres andalusíes de clase alta eran bastante cultas, acudían a la Madraza -habitualmente reservada para los varones- si eran hija única y se encargaban de las tareas domésticas y de la educación de sus hijos, a los que enseñaban a escribir, poesía y el Corán. Entre los oficios de la mujer de la época, sobre las que hay 116 biografías, figuran las de comadrona o nodriza. Las comadronas tenían entre sus funciones supervisar la compra de esclavas y revisar el vestido con el que el comprador se las llevaba a casa, porque aunque el vendedor las exhibía vestidas con sus mejores galas, los trajes no se incluían en la compra. En cuanto a las nodrizas, si la mujer que la contrataba lo hacía porque no quería amamantar a su bebé, era ésta que la costeaba sus servicios, pero si lo hacía por falta de leche, pagaba el marido.

Otra figura evocada en el itinerario es la de las concubinas, que eran de dos tipos: las Yariya, que ofrecían favores sexuales, y las Qayna, cantantes servidoras que no mantenían contacto sexual con el hombre. El recorrido, que incluye el Harén (zona doméstica y familiar) y el Peinador de la Reina, construido en 1537 sobre la Torre de Abu l-Hayyay como aposentos para la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V, invita también a conocer los gustos poéticos de la época, con continuas alusiones a los elementos de la naturaleza y los atributos de animales, de lo que dan cuenta poemas como el que le escribió Al Mutamid a Umm Ubayda."Es antílope por el cuello, gacela por los ojos, jardín de colina por el perfume y arbusto de suelo arenoso por el talle", reza el poema.

Además de estancias de la Alhambra que habitaron las mujeres, el itinerario muestra otros espacios de la Granada islámica y renacentista, ya fuera del conjunto monumental, como la casa morisca de Horno de Oro, el Bañuelo y el palacio de Dar-Al Horra.
Fuente: webislam

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